Víctor y Dácil

"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá." Mt, 7, 7-12


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Sexta Entrada: Axiología

En una de las primeras entradas hablábamos de lo que era la felicidad para las personas, y de eso es de lo que trata la axiología, la ciencia que estudia los valores. Generalizando, se encarga de estudiar todo aquello que nos hace felices, los valores, y lo que nos hace felices pero nos lo prometen, los contravalores.

En numerosas ocasiones nos «venden» contravalores como si fueran los valores definitivos, por los que hay que decantarse y que seguro nos darán la felicidad que todos los seres humanos queremos. Sin embargo, pueden darnos felicidad momentaneamente, o incluso hacernos creer que nos dan felicidad sin llegar tan siquiera a eso, pero lo que es seguro es que repentinamente nos daremos de bruces con la realidad y nos percataremos de que era efímero, una simple ilusión. ¿Habéis visto el tráiler de Alfie? Bien, pues esto es justamente lo que le pasa al protagonista que encarna Jude Law: Alfie es el prototipo de soltero mujeriego y juerguista, al cual no le tiembla el pulso a la hora de acostarse con la primera que se cruce en su camino; a Alfie le interesan los placeres de la vida y no las responsabilidades. Todo le ve muy bien, le encanta su modo de vida, hasta que algo cambia en su vida…

Todo esto se recoge en la Pirámide de Maslow, que, formulada por el psicólogo americano Abraham Maslow, pone orden a las necesidades que debemos saciar para acceder a nuevas necesidades superiores y que se supone que deberían hacernos más felices. Se podría decir que esto es lo que le pasa a Alfie y lo que le pasa a todas esas personas que «viven del cuento», optan a necesidades superiores, como el reconocimiento social, sin tener apoyo familiar o afecto. Esto repercute de un modo primordial en nuestras, pues la ausencia de felicidad es la ausencia de amor, y sin amor, no somos nada.

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Sin felicidad, no hay amor; sin amor no somos nada.


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Quinta Entrada: La Ventana de Johary

¿Cómo funcionan las relaciones humanas?¿Cómo interactuamos con los demás?¿Nos conocen mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos? Las respuestas a todas estas preguntas y muchas otras las intenta encontrar la ventana de Johary, que, creación de los psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham, pretende ilustrar la sociedad humana y sus interacciones. Muchas veces vemos las relaciones con otras personas como algo que obviamente nos somete a ser «juzgados y evaluados» por el resto de la sociedad pero, ¿no nos podemos evaluar a nosotros mismos?

La ventana de Johary busca también que nos demos cuenta de ese auto-conocimiento y poder evaluar así el tipo de relación que tenemos con las demás personas.

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Con la Ventana de Johary deberíamos poder darnos cuenta de que tipo de vida social llevamos, de forma que rellenáramos cada uno de los cuatro huecos de la tabla (yo libre, yo social, yo oculto o yo ciego) dependiendo de como sea cada uno de nosotros. De ese modo habrá cuatro posibles tipos:

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– El primer tipo corresponde a las personas que ni se conocen ni se dejan conocer por los demás; su socialidad es entonces prácticamente nula y su interioridad lo es también.

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– Al segundo tipo pertenecen las personas cuya personalidad y forma de ser son muy conocidas por los demás, pero que se conocen muy poco a si mismos. Este tipo de personas no suelen dar importancia a la meditación y reflexión interior y suelen darse más a las relaciones sociales.

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– En este tipo de Ventana de Johary se engloba a aquellos que quieren que los demás les digan cómo son, pero realmente ni se conocen ni se dan a conocer.

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-El cuarto tipo es el ideal, al que todos queremos llegar, al cual pertenecen las personas auténticas, sin dobleces, que se conocen a si mismos y de dejan conocer por los demás.

Muchas veces este relacionarnos con los demás se hace más difícl para unos que para otros, lo que queda muy bien representado en la fábula africana de El Corazón del Baobab, una bellísima historia que recomendaría a todo el mundo.


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Cuarta Entrada: Panorama

En exclusiva para un pequeño público seleccionado se grabó en directo el día 11 de octubre una de las más seguidas entregas de «Panorama», con una audiencia que superó el 20% de share a nivel nacional en horario de máxima audiencia. España entera interiorizaba sobre sus creencias y reflexionaba acerca de los comentarios que cada uno de los representantes de las religiones que se defendían en esa entrega del seguidísimo programa semanal de debates.

Los distintos credos que se trataron en la discusión fueron el cristianismo tradicional, el cristianismo social, el esoterismo, el krishna oriental y el ateísmo. Cada uno de los representantes defendió sus posiciones, algunos con más acierto que otros, pero creando un clima de reflexión interior que seguramente se sintió en todos los hogares que lo sintonizaron.

En un primer momento los distintos representantes presentaron sus creencias. Víctor Flores introdujo un cristianismo tradicional más que conocido por todos nosotros, aunque se destacaba un aire de cambio, una modernización que se está llevando a cabo desde hace varios años y cada vez más se tiene que hacer presente en entidades como la Iglesia. El cristianismo social nos llegaba como una variante del cristianismo que vuelve a destacar en Latinoamérica especialmente, y desde Asia y representado por Patricio Guáqueta nos llega el Krishna oriental, que junto al esoterismo de Álvaro Mesa fueron las más desconocidas para el público. En contraposición a todas estas fes se presentaba el ateísmo, que con Manuel Mora como representante, es la ausencia de religión.

El debate se presento muy interesante con grandes aportaciones de los representantes de ateísmo, cristianismo tradicional, social y krishna oriental, y algo más escuetas por parte del esoterismo. Tanto las presentadoras, Paula Pérez y Patricia Fleitas, como el público a través de SMS lanzaron grandes preguntas a los tertulianos, que por lo general salieron triunfantes.

Cabe destacar el trabajo realizado por la organización y realización del programa, así como de los guionistas, a los que agradecemos su vital esfuerzo.

Todos los espectadores disfrutaron de un apasionante debate religioso.


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Tercera Entrada: No Somos Salmones

Seres completamente libres… Es una realidad impactante si nos paramos a pensarla un rato; no estamos atados a nada, podemos hacer lo que queramos, lo que nos dé la gana. A cambio, no estamos atados tampoco por una cuerda de seguridad: tenemos que ser consecuentes con nuestras acciones y sus consecuencias. En lo más profundo de esta libertad que tenemos se encuentra la felicidad. Con cada una de nuestras acciones la buscamos, nos demos cuenta o no, y absolutamente nada, nos puede hacer ir en contra de esa búsqueda excepto nosotros mismos. Los seres humanos no tenemos instintos, es una de las grandes diferencias que tenemos con el resto de animales, pero sin embargo tenemos impulsos, de los cuales, a diferencia de los instintos, podemos renegar en cualquier momento.

Los seres humanos tenemos impulsos, de los cuales podemos renegar en cualquier momento.

Nuestro sentido como seres racionales no es otro que el de ser felices, y más en un mundo como el nuestro, en una sociedad como la nuestra: tenemos comida, tenemos familia, tenemos amigos, tenemos paz… Teniendo eso, lo que nos falta es llegar a la felicidad, que citando a Leibniz, «es a los hombres lo que la perfección a los entes». La felicidad de cada persona puede diferir totalmente con la de otra. La familia, la amistad, la religión, hay un abanico tan grande de opciones que resulta increíble darnos cuenta de que todas tienen en común el amor, pues el amor lleva a la felicidad, el amor que elegimos desde nuestra libertad, el amor que nos marca como seres diferentes.

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.